Por. Miguel Ángel Pérez Merchant 

Se estrenó recientemente en Netflix la película documental “Trainwreck: Poop Cruise” sobre el incendio que detonó el caos de 4 mil pasajeros en 2013, que encendió las alertas de los cuerpos de emergencia, pues entre otras cosas los problemas empezaron con la descompostura de los sistemas eléctrico e hidráulico del Crucero Carnival Triumph.

En febrero de 2013, el crucero Carnival Triumph partió de Galveston (Texas, EE UU) para pasar cuatro días de diversión y desenfreno en las aguas atlánticas del Golfo de México, pero algo ocurre en el camino, que provocó las peores vacaciones de las miles de personas que estaban dispuestas a lograr un viaje de ensueño. 

Y es que una falla en el sistema eléctrico del barco produjo que todo el complejo de propulsión y los sistemas hidráulicos se atrofiaran por lo que literal, el barco crucero de diversión Carnival Triumph, se detuvo en medio del mar, para arreglar lo que se demoró en 4 días de tortura sanitaria, alimenticia y de cero diversión.

Además de desatar el caos de ansiedad entre los pasajeros, un incendio en la torre alta del barco, fue lo que derrochó en activar las alertas y los protocolos de emergencia. Todo está evidenciado y la película documental narra los cuatro peores días en las vacaciones de los pasajeros. Debido al fuego, la nave perdió su fuerza motriz y quedó a la deriva en el golfo de México hasta que los remolcadores lo llevaron a Mobile, Alabama.

Ya está en la plataforma de Netflix desde el pasado 24 de junio, y la producción y dirección estuvo a cargo de James Ross, cineasta reconocido por sus trabajos anteriores Defoe y Anton Ferdinand: Football, Racism and Me, se sitúa al frente de la narración de una historia tan delirante que parece ficción.