Por. Miguel Ángel Pérez Merchant 

La serie recientemente estrenada en Apple TV+  “The Last Frontier: Conspiración en Alaska”, nos lleva al inicio de un accidente donde un avión que transporta decenas de reclusos de alta peligrosidad se estrella en una zona remota y salvaje en pleno invierno ártico de Alaska. 

Tras el accidente aéreo la serie nos llevará de la mano en cada capítulo, para ver como los convictos más violentos logran escapar y quedan libres en la vasta tundra, donde el único responsable de restaurar el orden es Frank Remnick -interpretado por Jason Clarke-, el alguacil de la región.

Mientras Frank debe enfrentarse a criminales despiadados y a las condiciones extremas del clima para proteger a la pequeña comunidad que juró resguardar, rápidamente se da cuenta de que el accidente no fue un simple suceso. Detrás de la fuga se esconde una conspiración mucho más grande, involucrando a un asesino entrenado por la CIA que estaba a bordo del avión.

La serie plantea dos momentos, una acción semanal centrada en capturar a diferentes reclusos, y otra; un arco argumental más amplio que desvela la gran conspiración de la CIA.

Sam Hargrave

La serie dirigida entre otros por Sam Hargrave, fue creada por Jon Bokenkamp y Richard D’Ovidio. Bokenkamp es especialmente conocido por ser el creador de la exitosa serie de suspense «The Blacklist», lo que explica el enfoque en conspiraciones complejas y personajes en fuga.

¿Qué dice la crítica acerca de la serie “The Last Frontier: Conspiración en Alaska”?

Jason Clarke

La crítica elogió el uso del escenario natural de Alaska para la serie “The Last Frontier: Conspiración en Alaska”. Se describe la serie como un «thriller elegante, cinematográfico y emocionalmente poderoso» que utiliza el ambiente gélido y amenazante como un personaje más. El entorno natural es fundamental para la tensión.

 

La interpretación de Jason Clarke como el U.S. Marshal Frank Remnick es uno de los mayores aciertos. Se le destaca por su «solidez» y su capacidad para sostener la serie con una actuación «contenida pero magnética» que equilibra el deber con el drama familiar.