El detallado trabajo de un equipo de animación cuadro por cuadro para la clásica “Jim y el durazno gigante”
El detallado trabajo de un equipo de animación cuadro por cuadro para la clásica “Jim y el durazno gigante”
Radiografía: desmenuzando la pantalla
Radiografía: desmenuzando la pantalla
Por: Brenda Ramírez Ríos
Jim y el durazno gigante es un clásico infantil que Henry Selick llevó a la pantalla grande con su más conocida técnica. El también director del extraño mundo de Jack utilizó el stop motion como herramienta para darle vida a Jim y a sus maravillosos amigos.
Hacer una película con la técnica stop motion, significa que la animación se hizo cuadro por cuadro. Para que te hagas una idea, en este caso, se grabó a 24 cuadros por segundo, lo que nos dice que, por cada segundo se necesitan 24 fotos; para cada minuto, 1 440 y así sucesivamente. En cada cuadro de la película se mueven físicamente los objetos y muñecos un poquito a la vez para crear la ilusión de movimiento. El ejemplo más específico de que el cine es tan solo imágenes en movimiento.
Imagina tomar una foto, mover algo un milímetro o menos, tomar otra foto, y así cada vez. Para un solo minuto de contenido, fue necesaria una semana entera. Jim y el durazno gigante tiene una duración de 1 hora 19 minutos. ¡Imagina ese trabajo! y ni decir de la preproducción.
Pero, ¿por qué stop motion? Esta técnica le otorga a la película una sensación de magia y fantasía a partir del descubrimiento del elemento clave: un durazno mágico.
Aunque el stop motion fue la estrella, la película también echó mano del live action al principio de la película, cuando Jim experimenta momentos de soledad y angustia, evidentemente en su realidad, y al final, cuando logra su objetivo de llegar a Nueva York huyendo de sus malvadas tías y mostrar al mundo que sus amigos insectos no eran imaginarios, sino que ahora forman parte de su vida real.
Cada personaje, desde Jim hasta los insectos, fue cuidadosamente diseñado en 3D para luego ser esculpido en plastilina o materiales similares, además de contener un esqueleto interno que les permitió realizar movimientos. Las articulaciones suelen crearse con alambre o materiales flexibles para lograr una mayor variedad de poses. Se prestó también especial atención a las expresiones faciales y a los detalles físicos para que pudieran transmitir emociones de manera efectiva. Por otro lado, y, al mismo tiempo, los escenarios, como el interior del durazno y el océano, fueron construidos a escala, utilizando diversos materiales para lograr esas texturas tan características.
Detrás de esta película, además de la visión extraordinaria de Selick, hay un gran equipo de animadores, escultores, pintores, iluminadores y técnicos que trabajaron arduamente para darle vida a cada parte de la historia.
Después de todo ese proceso vino la edición, parte crucial de ensamblaje para crear las secuencias y lograr el efecto de fluidez en cada movimiento, seguido, por supuesto, de los efectos especiales y la música, ambas, parte fundamental del proceso.
«Jim y el durazno gigante» fue una laboriosa y fascinante combinación de arte, paciencia y tecnología, que a la fecha, sigue siendo una joya de la animación.