Revista Digital Interactiva

Magno Ortega

Microcine Ayacucho

Magno Ortega
Microcine Ayacucho

Por: Miguel Ángel Pérez Merchant

Magno Ortega Huasacca es un cineasta y gestor cultural de Ayacucho, Perú. Su carrera que comenzó en 2009 con la fundación de Microcine Ayacucho, se ha centrado en el cine comunitario como herramienta de diálogo y participación. A lo largo de los años, ha producido cortometrajes documentales con un enfoque social y participativo, además de impartir talleres sobre el tema. Reconocido por instituciones nacionales e internacionales, en 2023 recibió el apoyo del Ministerio de cultura para producir su ópera prima, el cortometraje contra todo, marcando un paso importante hacia la realización de su primer largometraje.

Semblanza

Magno Ortega

Microcine Ayacucho

Magno Ortega Huasacca es un cineasta, gestor cultural y comunicador audiovisual originario de Ayacucho,Perú. Su carrera en el mundo del cine comenzó en 2009, cuando fundó microcine ayacucho, una organización cultural dedicada a la exhibición de cine nacional e internacional. A través de este espacio, ha fomentado el diálogo y la reflexión mediante foros abiertos con el público.

En 2012, Magno extendió su labor hacia la producción, incursionando en el cortometraje documental con metodologías comunitarias. Esta filosofía de trabajo, centrada en enfoques horizontales más democráticos y participativos, se ha convertido en un pilar de su carrera. Desde 2015, ha compartido su experiencia a través de talleres de cine comunitario, inspirando a nuevas generaciones de creadores.

A lo largo de su trayectoria, ha sido reconocido con importantes distinciones, Como el premio nacional a mejores prácticas ciudadanas en 2012, El premio nacional protagonistas del cambio 2013 y el premio internacional talento joven 2015. En 2023, su talento fue reconocido por el Ministerio de Cultura de Perú, que le otorgó los estímulos económicos para la producción de su cortometraje Debut, “Contra todo”. Actualmente, se encuentra en la etapa de desarrollo de su primer largometraje.

Con títulos en ciencias de la comunicación y posgrados en gestión y políticas culturales de base comunitaria, Magno Ortega Huasacca es un referente del cine comunitario en Perú. Su trabajo no solo se enfoca en la creación artística, sino también en el fortalecimiento de la cultura y la comunidad a través de la cinematografía. 

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Transcripción Entrevista

Mi nombre es Magno Ortega Huasacca, del departamento de Ayacucho, de la región de Ayacucho, soy corresponsable de este proyecto.

Cuéntanos, ¿Qué es Microcine Ayacucho?

 

Es un proyecto ganador de los estímulos económicos del Ministerio de Cultura de Perú. Como todos los años y a través de los estímulos económicos que lanzan el Ministerio de Cultura, nosotros nos juntamos como gestores audiovisuales desde hace muchísimos años y realizamos cine comunitario. De hecho, somos formados a través de los proyectos que en algún momento promovió el grupo Chaski aquí en Perú, un grupo de cineastas ya mayores y de hecho los primeros forjadores del cine peruano inician este proyecto de la Red Nacional de Microcine. Entonces, en estos años y nosotros todavía con continuo contacto, nos juntamos de distintas regiones del Perú para crear y forjar este proyecto, que resulta ganador de los estímulos económicos y que esto nos permite justamente revisar esto que se está gestando.

 

Platícanos un poco de tu trayectoria

 

Mira, yo en 2009, mi ingreso a la Universidad de Ciencias de la Comunicación, ese mismo año justamente conozco el proyecto de Grupo Chaski, la Red Nacional de Microcine, un proyecto que involucraba distintas acciones del Perú donde tenía la intención de identificar distintos jóvenes, sectores de esas mismas regiones para que puedan impulsar su propio cine con el objetivo de horizontalizar el audiovisual. En muchas regiones en esos años en el Perú era muy difícil acceder al cine. Entonces la consigna era si el cine no llega a ustedes, ustedes harán cine y el cine para el barrio, para las comunidades. Entonces, vi esa oportunidad clarísima de manera personal porque entendí que mi camino académico lo podía hacer en la universidad y en este proyecto. Entendí que todo lo que no me enseñaba la universidad me estaba enseñando este proyecto y todo lo que me enseñaba este proyecto o todo lo que no me enseñaba el proyecto me enseñaba la universidad. Entonces fue como un lazo complementario de manera personal.

 

¿Cómo empezaste a involucrarte en el cine comunitario?

 

Desde el 2009 aprendimos a difundir este cine comunitario en nuestras comunidades al aire libre y cerrado, en parques, en deportivas, en calles, pero también en casas comunales, en auditorios, en salones de colegios. Después en 2012 más o menos asumimos el reto de empezar a producir nuestras propias historias donde la consigna era que nuestras propias comunidades sean los protagonistas. Nuestros vecinos y sus historias con sus defectos, virtudes y también necesidades empezaron a contar a través de la pantalla grande. Entonces eso invisible se volvía visible para nosotros mismos, generar espacios de conversación con la misma gente que a partir de las historias se puedan encender en ellos mismos y buscar soluciones, generar buenos y nuevos valores en nosotros mismos. Y desde el 2015 asumimos esa idea de compartir el saber a través comunitario con metodologías horizontales, participativas en donde nos dirigíamos a estudiantes, adolescentes, jóvenes universitarios, donde la consigna era aprovechar las nuevas herramientas audiovisuales y tecnológicas.

 

¿Cómo te imaginabas que crecería este proyecto?

 

Imaginarme el principio es muy difícil, porque si uno te lo dice es muy difícil entender la magnitud de todo esto, pero en el camino íbamos entendiendo que lo comunitario no estaba solamente en el cine, sino en el trabajo. Aquí le llamamos ese trabajo comunal de distintas formas para poder lograr un objetivo. Estas prácticas no solamente del cine, sino también de la cultura, del arte, a través de distintas expresiones, es fabuloso empezar a entender eso y cómo distintas expresiones artísticas van buscando su manera de contar sus propias historias. A través de imágenes, cuadros, tejidos, danzas, cantos, música, idiomas, tradiciones ancestrales, en fin. Es muy enriquecedor y es enriquecedor también pensar o convencerse de que el cine puede ser un fundamento alternativo para la educación y para poder hacer inmortal eso que se está olvidando, como nuestras culturas.

 

¿A quién está dirigido y por qué?

 

Mira, como proyecto justamente propone al Ministerio de Cultura del Perú como un proyecto dirigido exclusivamente para niños. Entendiendo que es un público que no está ajeno a la sociedad y que debemos formarlos de alguna u otra manera porque ellos van a ser la nueva sociedad. Entonces, estamos convencidos de que el cine puede ser esa formación alternativa, de manera educativa, cultural, artística, para que podamos formar buenos y nuevos valores. Entonces, desde esa premisa entendimos que como proyecto tendría que juntar costa, sierra y selva de nuestro país a través del cine y que el cine pueda contribuir a sus propios derechos culturales, que tenga un enfoque intercultural y que puedan a través del cine conocer su historia. Cuenta con cuatro momentos importantes. Un primer momento que nosotros llamamos Illari, que es una palabra quechua que quiere decir amanecer.

 

Este primer momento identifica cineastas comunitarios de distintas regiones del Perú para poder identificar aliados, espacios, niños de sus comunidades que estén interesados en el cine. Es un proceso de gestión, de preproducción si queremos conocerlo así. Entonces, identificamos siete regiones del Perú, en la costa, la capital Lima y la región de la libertad. En la sierra, Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno y en la selva, a Loreto. Entonces, son estas distintas regiones que se entrelazaron como una red nuevamente para poder comprometerse a armar estos espacios educativos, culturales y audiovisuales para los niños. El segundo momento, la Minka, una palabra que para nosotros significa trabajo comunitario, es este momento donde empezamos a compartir con los niños y adolescentes lenguaje audiovisual, lenguaje cinematográfico, en lo teórico y en lo práctico, que empezaron a conocer los planos, los movimientos, los ángulos, los colores, los sonidos, las imágenes, pero también no solamente desde lo técnico, sino también desde los contenidos. Así como enseñábamos cine, también empezábamos a descubrir juntos nuestras culturas ancestrales. La cultura Inca, la cultura Kukama, desde la selva, la cultura Koyi desde la capital, Chimú desde el norte, la cultura Wari, la cultura Chanca, nuestras culturas prehispánicas, nuestras culturas ancestrales, empezaron a volver en los niños a través del cine.

 

¿Cómo ha sido la participación de los niños?

 

Cada uno realizó cortometrajes donde exclusivamente fueron ellos los protagonistas delante y detrás de las cámaras. Ellos se apropiaron de las imágenes, de las grabaciones, de los sonidos, ellos actuaron, ellos lo dirigieron, siempre facilitados con las personas que eran los talleristas comunitarios. Ahora estamos finalizando el tercer momento, que es el momento Quipu, palabra quechua que quiere decir nudo, porque ahora se está forjando una película más amplia donde está grabando en cada región, y uno de nuestros compañeros, que es el responsable de la región Lima, está comprometido en poder realizar ese camino, ese gran camino. Como quiere decir justamente Qhapaq Ñan, palabra quechua que quiere decir gran camino, está recorriendo ese gran camino, registrando y grabando, rodando la película de cada una de las regiones. El momento Quipu concluirá justamente con la post-producción y la finalización de esta película, que se grabó también enteramente detrás y delante de los niños y adolescentes. Habrá un cuarto momento que está destinado para el mes de octubre, que es el momento Tinkuy, palabra quechua que quiere decir encuentro. Eso quiere decir que los distintos profesores comunitarios de distintas regiones se reunirán aquí, en la región de Ayacucho, para finalizar con un encuentro, con una pista cultural viva a través del cine, que reúna también talleres, conversatorios, muestras de cine por la noche para los niños y niñas de Ayacucho.

 

¿Qué seguimiento le dan a las producciones?

 

No solamente que produzcan, sino también el trabajo que lo exhiban. No que queden un baúl o en un bonito recuerdo para ellos, sino el esfuerzo de poder entender que es importante mostrar en lugares incluso donde nosotros no podemos estar, que lleguen ellos, que lleguen sus voces, sus rostros y sus historias sobre todo.

 

¿Cuál es el siguiente paso?

 

Esperemos que no solamente sea la primera experiencia, de hecho este año estamos reuniéndonos nuevamente para volver a postular a los estímulos económicos del Ministerio de Cultura, teniendo en Qhapaq Ñan cine como antecedente para poder replicar incluso en otras regiones. Este gran camino creo que tiene que continuar con o sin nosotros. La premisa, la enseñanza y la oportunidad de que podemos seguir haciendo cine con o sin esfuerzo, con o sin presupuesto, sino desde las ganas de poder contar nuestras propias historias creo que está presente. Estamos viendo a los niños que están dentro del proyecto, se ve en los ojos que estamos aportando en sus vidas, no cambiándolas, sino sumando algo bueno, creemos, para que ellos puedan ser los siguientes. Esa siguiente generación que tome decisiones en nuestra sociedad y que en nuestras regiones podamos dirigirlos a un mundo mejor.

 

¿Cómo ha crecido hasta ahora?

 

El proyecto de Qhapaq Ñan inició en diciembre del 2024 con momentos de gestión, preparación, preproducción y arrancó el contacto con los niños desde febrero de este año. A partir de ese mes, hasta este momento, hemos realizado talleres, espacios colaborativos, exhibiciones y producciones. El proyecto está destinado para beneficiar a un poco más de 100 niños, entre mujeres, varones y adolescentes en siete regiones del Perú. 

 

¿Qué producciones han logrado los niños?

 

Desde febrero hasta abril se realizaron los primeros cortometrajes, los cortometrajes fueron 7 cortometrajes, un cortometraje en cada región, acompañado de distintas cartas audiovisuales, donde, incluso en la audiovisual, los niños de Lima conocían a los niños de Loreto y los de la Libertad con Ayacucho y los de Cusco con Puno. Se empezaron a generar redes entre ellos, y ellos sintiéndose que no estaban solos, conociéndose a través del audiovisual. Se va a terminar también con una película y con distintos espacios para poder exhibir.

 

¿Qué mensaje te gustaría dar?

 

Agradecer a Entremedios por el espacio, por la oportunidad de contar esta aventura, este gran camino cinematográfico que para nosotros también nos enorgullece muchísimo ser parte de esto, ver a los pequeños formarse, apoderarse, las herramientas audiovisuales, hacerlo suyo, y, sobre todo, nosotros entender y empezar a ver a través de sus ojos, porque lo que graban ellos, lo que dicen ellos, cómo reaccionan, es en pensar, entender en los niños, su forma de ver, su forma de contar, la percepción que tienen de los mundos creo que el cine nos permite ver a través de sus ojos, escuchar a través de sus voces. Entonces, creemos y estamos totalmente convencidos que podemos ser una alternativa formadora, para ellos. Eternamente agradecidos y esperemos también nosotros, todos los conocidos de las experiencias y el cine comunitario en distintos lugares de Latinoamérica, de México, estamos muy atentos desde acá, porque también compartimos historias desde allá para nosotros, para los pequeños y qué afortunados que Latinoamérica sea tan grande.

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