Hazel Scott: Una virtuosa rebelde
Hazel Scott: Una virtuosa rebelde
Por: Brenda Ramírez Ríos
En la efervescente escena cultural del siglo XX, pocas figuras brillaron con la intensidad y el compromiso de Hazel Scott. Nació en Puerto España, Trinidad y Tobago, en 1920 y se convirtió en pianista, cantante y actriz. Deslumbró con su talento musical, y utilizó su plataforma para desafiar las barreras raciales y sociales de su época. Su llegada a Nueva York, a los cuatro años de edad, marcó el inicio de una trayectoria que rápidamente la identificaría como una niña prodigio. A la asombrosa edad de ocho años, su excepcional habilidad al piano le valió becas para la prestigiosa Juilliard School, un logro inaudito que presagiaba la audacia y el genio que definirían su carrera.
Fue en la década de 1940 cuando Hazel Scott dio el salto a la pantalla grande, realizando varias incursiones en Hollywood. Aunque sus papeles a menudo eran secundarios o se limitaban a interpretaciones musicales, su presencia era magnética. Actuó en películas como I Dood It (1943), Broadway Rhythm (1944) y The Heat’s On (1943), donde su talento pianístico era el centro de atención. Sin embargo, Hazel no era una figura pasiva; aprovechó su posición para exigir dignidad en la representación de los afroamericanos. Famosamente, se negó a aparecer en escenas que la retrataran de manera estereotipada o degradante, e incluso, en una ocasión, se negó a actuar si no podía usar sus propios atuendos y no los de los estudios, para evitar la sexualización o los clichés raciales. Sus demandas de respeto en el set la hicieron una figura desafiante para los estudios, pero una heroína para la comunidad afroamericana.
Pero el verdadero hito de su carrera televisiva llegó en 1950, cuando Hazel Scott hizo historia al convertirse en la primera mujer afroamericana en presentar su propio programa de televisión a nivel nacional: «The Hazel Scott Show». Emitido por la DuMont Television Network, este programa musical de 15 minutos, que se transmitía tres veces por semana, era una plataforma brillante para el talento sin igual de Scott. En cada episodio, ella se sentaba al piano, ofreciendo interpretaciones en vivo de show tunes, clásicos del jazz y, por supuesto, sus icónicas «swinging the classics», la forma en que llamó al género fusión. El formato permitía a Scott interactuar con una orquesta y, ocasionalmente, con invitados, lo que le brindaba una visibilidad y un control artístico sin precedentes para una mujer afroamericana en el medio.
El programa fue un éxito notable. La crítica lo elogió, destacando la gracia, el ingenio y la versatilidad de Scott. Para la audiencia, era una revelación ver a una mujer negra con tal poise, inteligencia y talento dominando la pantalla de televisión nacional. Sin embargo, su éxito fue efímero y su cancelación se debió a un capítulo oscuro de la historia estadounidense: la caza de brujas anticomunista del macartismo. Apenas un mes después del estreno del programa, el nombre de Hazel Scott apareció en «Red Channels», una publicación que listaba a supuestos simpatizantes comunistas en los medios. Su activismo previo, su asociación con el progresista Café Society y su abierta crítica a la segregación la convirtieron en un objetivo. A pesar de presentarse voluntariamente ante el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara (HUAC) para limpiar su nombre y declarar su lealtad, la presión y la histeria anticomunista eran demasiado grandes. Una semana después de su testimonio, «The Hazel Scott Show» fue abruptamente cancelado, marcando el fin de su prominente carrera en la televisión estadounidense y forzándola a mudarse a París por varios años para escapar de la lista negra.
El activismo y la influencia de Hazel Scott trascendieron sus apariciones en el escenario y la pantalla. Fue una voz valiente en la lucha por los derechos civiles. Su postura firme contra la discriminación, incluso a costa de su propia carrera, la convirtió en un símbolo de resistencia. Su legado no solo la muestra como una gran pianista y pionera, sino que ha tocado las fibras más profundas de la conciencia social.