El día que la Tierra explotó: Una película de Looney Tunes
Animación clásica en la actualidad
El día que la Tierra explotó: Una película de Looney Tunes
Animación clásica en la actualidad
Por: Brenda Ramírez Ríos
La película más reciente de los Looney Tunes para Warner Bros, «El día que la Tierra explotó», se estrenó en los cines de México el pasado 17 de abril. Verla, además de ser muy divertido, revive la nostalgia de los personajes que tanto nos llenaron en la infancia, fue la chispa para desmenuzar el por qué Lucas, Porky y Petunia siguen haciéndonos reír después de tanto tiempo. La historia es sencilla, pero con su característico absurdo: Lucas y Porky, nuestros protagonistas trabajan en una fábrica de chicles para conseguir el dinero necesario para arreglar su casa antes de que regrese la inspectora, sin embargo, en el proceso se encuentran con que unos extraterrestres quieren invadir la Tierra. Será su misión evitarlo.
Uno de los mayores aciertos de esta nueva entrega radica en su fidelidad a las personalidades clásicas que hicieron de los Looney Tunes un fenómeno atemporal, rasgo que contrasta con su serie de televisión contemporánea.
Lucas, con su ego desmedido y su inherente mala suerte, sigue siendo el catalizador del caos; Porky mantiene su entrañable tartamudeo y su naturaleza nerviosa, sirviendo como el contraste perfecto ante la exuberancia de Lucas. La película abraza por completo la dinámica original, recordándonos por qué esta pareja disfuncional funciona tan bien junta. Es como reencontrarse con viejos amigos, cuyas peculiaridades siguen intactas y tan divertidas como siempre.
El corazón de la comedia en «El día que la Tierra explotó», radica en el humor slapstick, también conocido como comedia física. Esta forma de humor se deleita en las acciones exageradas y a menudo ridículas, donde los personajes sufren percances, caídas y golpes sin consecuencias graves, todo presentado de manera cómica. La gracia reside en las acciones y en la improbabilidad de las situaciones, más que en el diálogo o la sutileza.
Algunos ejemplos de humor slapstick se pueden encontrar en los mismos cortos de los Looney Tunes clásicos: el Coyote y el Correcaminos, Tom y Jerry, o incluso las travesuras de Bugs Bunny. Las caídas, los golpes con yunques o aplastamientos con cajas fuertes gigantescas o las entrañables explosiones Marca ACME.
El cine mudo de maestros como Charles Chaplin, Buster Keaton y Laurel y Hardy también es un gran ejemplo, así como los tres chiflados o películas de comedia más recientes como Mi pobre angelito o las películas de Jim Carrey.
“El día que la tierra explotó” se presenta como una encrucijada interesante para el gusto de las distintas generaciones. Como ya mencionamos, para aquellos que crecimos con estos personajes, la película resuena con los recuerdos de la infancia, sin embargo, el humor slapstick tiene un atractivo universal, ya que la comedia física y las situaciones absurdas pueden ser divertidas independientemente de la edad o la época en que se presenten. La diferencia podría radicar más bien en el ritmo y algunas referencias. Pero el verdadero potencial de éxito de esta película se manifiesta en su capacidad para conectar la esencia atemporal de los personajes con el amplio público.
Concluiremos este análisis destacando no solo el trabajo del director, Pete Browngardt, sino también de Michael Ruocco, Kevin Costello, Ryan Kramer, Johnny Ryan, Darrick Bachman que estuvieron a cargo del guion; de los actores de doblaje en la versión en español, que mantuvieron la magia original, fue la labor de Ernesto Lezama para Porky y Sebastián Llapur para Lucas; y por supuesto, de los creadores de estos memorables personajes: Tex Avery y Bob Clampett y Friz Freleng.