La maravillosa historia de Henry Sugar Diseño de Producción
La maravillosa historia de Henry Sugar Diseño de Producción
Radiografía: desmenuzando la pantalla
Radiografía: desmenuzando la pantalla
La maravillosa historia de Henry Sugar
Diseño de Producción
Por: Brenda Ramírez Ríos
En el peculiar universo cinematográfico de Wes Anderson, cada película es una obra de arte meticulosamente orquestada, y “La maravillosa historia de Henry Sugar” no es la excepción. Estrenada en Netflix en 2023, esta película es una adaptación de la aclamada obra homónima de Roald Dahl. La trama sigue a Henry Sugar (interpretado por Benedict Cumberbatch), un hombre rico que aprende a ver sin usar sus ojos después de leer un libro de un gurú místico de la india. Esta habilidad lo lleva por un camino que transforma su percepción del mundo y su propósito en la vida. Más allá de su intrigante narrativa, lo que eleva esta maravillosa película, es su singular estilo visual.
El distintivo diseño de producción de la película es el resultado de la visión de dos figuras clave: el director y guionista Wes Anderson, conocido por su inconfundible estética, y el talentoso diseñador de producción Adam Stockhausen, un colaborador habitual de Anderson en películas como “El gran hotel Budapest” (por la que fue nominado al Oscar), “Isla de perros” y “Asteroid city”, es fundamental en la materialización de los mundos únicos que Anderson imagina. Juntos, logran crear una experiencia visual que trasciende la pantalla.
El diseño de producción en “La maravillosa historia de Henry Sugar” es un personaje más que impulsa la narrativa y sumerge al espectador en un mundo de fantasía controlado y encantador.
Uno de los aspectos más llamativos es la clara influencia teatral. Anderson presenta la película como una obra de teatro en vivo, donde los sets cambian de forma casi “manual” ante los ojos del espectador. Paredes que se desplazan, objetos que aparecen o desaparecen, y transiciones fluidas que simulan los cambios de escenografía. Todo contribuye a una sensación de artificio deliberado y encantador. A pesar de los detalles, los escenarios son minimalistas y se centran en los elementos esenciales para la narración, evitando lo superfluo y enfatizando la funcionalidad estética. La preferencia de Anderson por las maquetas, miniaturas y efectos prácticos sobre los elementos generados por computadora (CGI) dota a la película de una textura tangible y un encanto artesanal.
Aunado a esto, la obsesión de Anderson por la simetría es una de sus marcas más reconocibles. En Henry Sugar, los personajes y los elementos clave de la escena están frecuentemente centrados en el encuadre, creando una sensación de equilibrio y orden visual casi arquitectónico. Los movimientos de cámara son calculados y fluidos, a menudo panorámicas o travellings laterales que revelan el escenario, guiando la mirada del espectador con precisión.
Anderson es también un maestro en el uso del color. La paleta cromática se compone en esta obra de tonos pastel y colores primarios saturados. La combinación y el contraste de colores es estético, pero también se utilizan para diferenciar espacios, evocar estados de ánimo o incluso caracterizar a los personajes, haciendo del color un elemento narrativo en sí mismo.
La película se apoya fuertemente en la narración en voz en off, y los actores hablan directamente a la cámara, rompiendo la cuarta pared. Esta técnica se intensifica en la maravillosa historia de Henry Sugar, destacando de entre otros trabajos de Anderson. La estructura narrativa de “muñeca rusa”, con historias dentro de historias, se refuerza visualmente con los cambios de escenario y la forma en que los personajes se transforman o adoptan nuevos roles, guiando al espectador a través de las diferentes capas de la trama.
La adaptación de la obra de Roald Dahl se beneficia enormemente del estilo de Anderson. La forma en que se presentan las escenas, los personajes y los diálogos evoca la sensación de estar leyendo un libro de cuentos ilustrado, lo cual, es intrínsecamente compatible con el estilo literario de Dahl. La fidelidad de Anderson al texto original se traduce en una narrativa que se siente casi como si el propio Dahl estuviera leyendo el cuento en voz alta, complementado por la ingeniosa puesta en escena. El diseño de producción en La maravillosa historia de Henry Sugar es una parte integral de la experiencia narrativa.