Outlander y Blood of my Blood
Diseño de vestuario
Outlander y Blood of my Blood
Diseño de vestuario


Por: Brenda Ramírez Ríos
Outlander y su precuela, Blood of my Blood, se centran en historias épicas de amor que desafían el tiempo. La serie original sigue a Claire Beauchamp Randall, una enfermera de combate de 1945, quien inesperadamente viaja a 1743 en las Tierras Altas de Escocia, donde se ve obligada a casarse con el apuesto guerrero Jamie Fraser, del que después se enamora, viéndose atrapada entre dos hombres y dos siglos. Por su parte, Blood of my Blood narra las dos historias de amor que dieron origen a los protagonistas: la de los padres de Jamie, Ellen MacKenzie y Brian Fraser, en la Escocia del siglo XVIII, y la de los padres de Claire, Julia Moriston y Henry Beauchamp, durante la Primera Guerra Mundial en Inglaterra, cuyos destinos también se entrelazan inesperadamente a través del tiempo.
El vestuario, en el universo de Outlander define más que un estilo, se convierte en un viaje en el tiempo. Con la llegada de la precuela Outlander: Blood of my Blood, el desafío del diseño de vestuario se duplicó, abarcando dos series y cuatro líneas temporales distintas.
Una Comparativa del Diseño de Vestuario
El diseño se centra en el choque de una mujer moderna del siglo XX (Claire) con la autenticidad histórica y las duras realidades del siglo XVIII.
El reto es vestir dos líneas de tiempo paralelas (sin un viajero que las conecte). La ropa debe contar el origen de la saga y establecer paralelismos entre las parejas.

El éxito del vestuario en ambas series reside en un riguroso proceso creativo que va más allá de la réplica histórica. Diseñadoras como Terry Dresbach y Trisha Biggar han enfatizado que cada prenda se fabrica desde cero, ya que los tejidos del Siglo XVIII y principios del XX son difíciles, sino imposibles de obtener en la actualidad. Esto implica comprar telas base (como sedas para París o lana para Escocia) y luego tratarlas: bordarlas, pintarlas, teñirlas y envejecerlas para que reflejen el desgaste y la realidad de la época. Para Outlander, Dresbach incluso diseñó el patrón del tartán Fraser, tejiéndolo a medida. En Blood of my Blood, el reto Para Biggar fue doble: replicar la sobriedad de los uniformes de la Primera Guerra Mundial y asegurarse de que el vestuario del siglo XVIII, para personajes como Ellen MacKenzie, se sintiera como una auténtica representación de la moda de los clanes escoceses de ese período específico.
A pesar del profundo compromiso con la investigación, la filosofía de diseño en el universo Outlander prioriza la narrativa emocional sobre la precisión histórica absoluta. Terry Dresbach lo resumió al decir que diseñaba “personas, no disfraces”. Por ejemplo, los bolsillos se añadieron a muchos de los atuendos del siglo XVIII de Claire, una característica moderna que realza su personalidad pragmática. De manera similar, en Blood of my Blood, el vestuario de Julia Moriston refleja su modernidad y su posición como mujer trabajadora en un mundo de guerra, un enfoque clave para establecer la conexión con su hija, Claire. Esta libertad creativa, siempre informada por la historia, permite que el vestuario funcione como un personaje que comunica la identidad, el estado de ánimo y el viaje temporal de quienes lo visten.

Ambas series, supervisadas por Tasha Biggar en la precuela, comparten un compromiso con el detalle histórico, evitando anacronismos. Mientras que en Outlander usó el vestuario para ilustrar un choque cultural a través de los ojos de Claire, Blood of my Blood lo emplea para entrelazar destinos y mostrar las raíces de la familia Fraser y Beauchamp, vistiendo las guerras, clanes y épocas que moldearon a sus hijos. El vestuario se convierte en el hilo que conecta las grandes historias de amor a través del tiempo, desde los tartanes escoceses hasta los uniformes de la primera guerra mundial.

