Soy Frankelda
Diseño de producción
Soy Frankelda
Diseño de producción
Radiografía: desmenuzando la pantalla
Radiografía: desmenuzando la pantalla


Por: Brenda Ramírez Ríos
“Soy Frankelda” no sólo es un acontecimiento sin precedentes en la animación mexicana, sino que es una carta de amor artesanal al cine de terror y fantasía, que se posiciona como un “antídoto contra la Inteligencia Artificial”. La ópera prima de los hermanos Arturo y Roy Ambriz, a través de su estudio Cinema Fantasma, es el primer largometraje mexicano animado completamente con la meticulosa técnica del stop motion, lo que se traduce en un diseño de producción único y tangible.
La película se centra en Francisca Imelda, una talentosa escritora mexicana del siglo XIX, cuya voz y obras de terror son silenciadas y reprimidas por el machismo de su época. Tras su muerte, Francisca resurge como un fantasma y se convierte en Frankelda, una narradora espectral que finalmente puede dar voz a las historias que la sociedad le prohibió contar. Guiada por Herneval, el atormentado Príncipe de los Sustos, Frankelda viaja al reino de las pesadillas para confrontar a los monstruos que ella misma creó. Su misión es restablecer el equilibrio entre la ficción y la realidad antes de que un siniestro rival, el escritor Procustes, logre apoderarse de ambos mundos, forzando a Frankelda a confrontar su pasado y el verdadero poder de su imaginación.
La película combina el horror gótico clásico (inspirado en figuras como Mary Shelly) con una sensibilidad y estética profundamente mexicanas, creando el “Plano de los Sustos”.
escenografías construidos desde cero. Algunos de los sets más grandes alcanzaron hasta seis metros de alto.
marionetas y personajes, acompañados por más de 2,200 utilerías o props.
fotografías por cada segundo de animación, una labor titánica que se extendió por más de 3 años de rodaje.

La complejidad del diseño de personajes es asombrosa, evidenciando el compromiso con la manufactura artesanal. Se equipara a los grandes clásicos del stop motion mundial, como “El extraño mundo de Jack” o “Coraline”, lo que subraya la monumentalidad de este logro en México.
Las figuras variaban desde los 5cm hasta los 6m de altura para las versiones más grandes de los personajes o sustos. Para lograr expresiones detalladas, se utilizó la técnica de animación por sustitución, requiriendo más de 60 cambios de rostro para cada personaje principal. Para el personaje del príncipe Herneval, el coprotagonista, los directores se inspiraron en una combinación del actor Timothée Chalamet y elementos de un tecolote.

Los escenarios de “Soy Frankelda” fueron diseñados para reflejar la dualidad de la trama: el sombrío México del siglo XIX, donde vive Francisca Imelda, y el vibrante y aterrador plano de los sustos donde reside Frankelda. Para esto, el equipo trabajó sin pantallas verdes, construyéndolos completamente a mano. La diseñadora de arte, Ana coronilla, y el artista visual Bruce Zick, conocido por su trabajo con Disney, ayudaron a conciliar las influencias del equipo, que van desde los grabados de Gustavo Doré (especialmente para los escenarios que evocan la extravagancia y misticismo del inframundo, (inspirados en el viaje de Dante) hasta el diseño gótico, pero filtrado con una identidad mexicana inconfundible. Esta fusión resultó en escenarios que son visualmente hipnóticos, llenos de texturas y una paleta de colores intensos en el reino de las pesadillas, celebrando el proceso creativo y la interacción humana con la escultura.
La importancia del diseño y el proceso fue tal que el cineasta Guillermo del Toro apadrinó el proyecto, incluso tras ver un corte inicial, sugirió a los hermanos Ambriz que animaran 7 minutos adicionales para darle mayor emotividad a la cinta y cerrar la historia de la escritora fantasma de forma más completa.
El resultado es un trabajo que celebra el proceso humano y la creatividad, y que como el mismo del Toro señaló, abre una puerta al futuro del stop motion en México.

