Frankenstein de Guillermo del Toro
Un casting con profundidad melancólica
Frankenstein de Guillermo del Toro
Un casting con profundidad melancólica


Por: Brenda Ramírez Ríos
Guillermo del Toro, maestro del cine gótico y la fantasía oscura, abordó su adaptación de Frankenstein con meditación y una visión muy clara, buscaba encontrar actores que pudieran transmitir la profunda dimensión emocional y la melancolía inherente a la obra de Mary Shelley.
Esta adaptación cinematográfica de Frankenstein, 2025, se centra en la tragedia, el abandono y la responsabilidad del creador, tal como en la obra original. A diferencia de otras adaptaciones, y de la propia novela, del Toro elige enfatizar la búsqueda de humanidad y el perdón por parte de la criatura, evitando la subtrama del intento de creación de una compañera. El director se enfoca en la relación autodestructiva entre el Dr. Víctor Frankenstein y su creación, buscando una resonancia más emocional y centrada en la idea agridulce de la venganza y el perdón.
Guillermo del Toro ha confesado que su principal criterio de casting era muy simple, pero esencial para él: los ojos del actor. Según el director, el 50% de su película se basa en “mirar” y el otro 50% en ser mirado. Para él, “si los ojos no contienen al personaje, no tienes al personaje”.
El rostro humano es el “paisaje más interesante del mundo” y es a través de la mirada que puede percibir la profundidad y el alma del actor, sintiendo si son capaces de encarnar la complejidad de sus personajes sin una lectura previa del guion. Esto aunque podría considerarse “poco práctico”, habla de una observación minuciosa del comportamiento humano en un entorno específico, lo que resulta en una obra sublime.


La elección de Elordi fue estratégica y central para la narrativa de del Toro. El director buscó subvertir el tropo del monstruo físico, optando por una criatura “bella” marcada por una profunda tristeza y melancolía en la mirada. Esta selección acentúa la tragedia: la fealdad no reside en su anatomía, sino en la reacción del mundo hacia él. Elordi ofrece una gran presencia física y una profundidad emocional que lo hicieron perfecto para asumir el reto físico y emocional de la criatura, sometiéndose a largas horas de maquillaje protésico para reflejar la evolución del personaje.

Víctor es el verdadero “monstruo” de la historia: un científico brillante, arrogante y obsesionado. Del Toro buscaba un actor que pudiera balancear la genialidad, la ambición y la locura creciente en Frankenstein. Isaac aporta esa intensidad calculada, un hombre atormentado por su ambición que desata fuerzas que no puede controlar, sirviendo como el eje moral (o inmoral) del relato.

Goth encarna a Elizabeth, la prometida de William Frankenstein e interés romántico de Víctor. En la visión de del Toro, Elizabeth es una combinación de sabiduría, fragilidad y una fuerza oculta, es el contrapunto humano a la obsesión científica de Víctor. Goth aporta la fuerza interior que del Toro necesita para anclar la humanidad en medio del caos.
Y aunque no sea tan evidente, Goth interpreta dos papeles en la película. Con una caracterización diferente, es también la madre de Víctor.
El reparto se completa con figuras de gran peso que solidifican el entorno gótico y académico de la Europa victoriana.

Walz, con su habilidad para interpretar personajes de intelecto frío y moralidad ambigua, asume el papel de un mecenas que interactúa con Víctor. Su presencia añade una capa de intriga y profesionalismo siniestro al entorno académico.

Dance da vida al padre de Víctor. Su casting evoca la seriedad y el peso de la tradición familiar, sirviendo como el representante del orden y la estructura, desatando fuertemente el caos y el desenfreno de su hijo.

Kammer interpreta al hermano menor de Víctor, un personaje que tradicionalmente representa la inocencia y que es víctima directa del horror desatado por su hermano. Su inclusión destaca la inocencia sacrificada en el altar de la ambición científica.
