La forma del agua
Diseño de personaje
La forma del agua
Diseño de personaje
Radiografía: desmenuzando la pantalla
Radiografía: desmenuzando la pantalla
Ambientada en 1962, durante la Guerra Fría, “La forma del agua” (2017) de Guillermo del Toro es un cuento de hadas oscuro que narra la inusual historia de amor entre Elisa Esposito, una conserje muda que trabaja en un laboratorio de alta seguridad, y una misteriosa criatura anfibia capturada en el Amazonas. La película ganó el Óscar a Mejor Película, en gran parte debido a la profundidad de sus personajes y a su cautivadora narrativa visual.
El diseño de la criatura anfibia es un pilar fundamental en la película, no solo como una pieza de efectos especiales, sino como un personaje que evoca empatía y que encarna los temas centrales de la historia. A diferencia de los monstruos tradicionales, la criatura fue diseñada para ser a la vez amenazante y vulnerable, un ser que trasciende su “naturaleza de monstruo” para convertirse en un héroe trágico.
Guillermo del Toro buscó que el diseño del ser fuera más que una simple réplica de la criatura del monstruo de la laguna negra, su principal inspiración. El objetivo era crear una deidad del río, un ser que se sintiera antiguo y poderoso. El diseño incorpora elementos de la fauna marina y terrestre, con una anatomía fluida que sugiere tanto la natación como el movimiento en tierra. Las aletas en su espalda y piernas, así como las branquias en su cuello, no son solo detalles estéticos, sino que refuerzan su conexión innata con el agua, elemento clave en la película. Su piel, escamosa y de tonos verdes y azules, parece cambiar con la luz, dándole una cualidad casi etérea.
El traje prostético, magistralmente interpretado por el actor Doug Jones, fue crucial para el éxito del personaje. Del Toro insistió en que el personaje no fuera una criatura generada por computadora. Esta decisión le dio una presencia física en pantallas que la hacía tangible y creíble. El traje fue diseñado para permitir una amplia gama de movimientos, crucial para que la actuación corporal de Jones transmitiera emoción sin necesidad de diálogos.
Lo que realmente eleva el diseño de la criatura es su capacidad para evocar empatía. Sus ojos, en particular, son extremadamente expresivos y son la principal herramienta para comunicar su estado emocional. A través de ellos vemos su curiosidad, su miedo, su dolor y su amor por Elisa.
En la película, la criatura es un símbolo de la otredad. Al igual que Elisa, es un ser incomprendido y marginado por la sociedad. Su belleza no es convencional, y su diseño celebra esa diferencia. La conexión entre Elisa y la criatura es una crítica a la noción de que el amor y la belleza deben conformarse a una norma, sugiriendo que la verdadera belleza reside en la aceptación de lo diferente. El diseño de la criatura es, en esencia, un reflejo de la propia humanidad de Elisa. Es en la criatura donde Elisa encuentra un alma gemela, un ser que la entiende y que no la juzga por su mutismo.
En las manos de Guillermo del Toro, el diseño del personaje de la criatura anfibia en “La forma del agua” trasciende el mero efecto visual. Es el fruto de un oficio artesanal repleto de creatividad y dedicación. Cada escama y cada aleta fue moldeada con una intención, no para crear un simple “monstruo”, sino para dar vida a un ser de sensibilidad inmensa.