V de Vendetta
La influencia psicosocial del cine
V de Vendetta
La influencia psicosocial del cine


Por: Brenda Ramírez Ríos
El estreno de la adaptación cinematográfica de «V de Vendetta» de 2006, basada en la novela gráfica de Alan Moore y David Lloyd, resonó en el público de una manera que pocas obras de ciencia ficción consiguen. Al proyectar una distopía fascista donde el miedo es la principal herramienta de control, la película logró trascender la pantalla para convertirse en una poderosa herramienta de conciencia social y política.

La frase:
“Remember, remember the 5th of november,
the gunpowder, treason and plot;
I know of no reason
why the gunpowder treason
should ever be forgot”
es la línea de apertura de la película. El personaje principal, V, la dice al comienzo cuando se presenta a Evey Hammond.


El impacto psicosocial más significativo de la película radica en la filosofía del propio protagonista, “V”, las ideas son a prueba de balas.
Al nunca mostrar su rostro y operar exclusivamente detrás de la máscara de Guy Fawkes, V obliga al público a centrarse en el mensaje (Anarquía, Libertad y Rebelión) y no en el héroe (el individuo).
El concepto de psicología de la multitud facilita la adopción masiva. Una vez que V muere, la idea que él representa no se desvanece, es inmediatamente adoptada por Evey Hammond y, simbólicamente, por las miles de personas enmascaradas que se reúnen en las calles. Psicológicamente, esto enseña al espectador que cualquiera puede ser el agente de cambio, no se necesita un superhéroe, sino una convicción compartida.

El mayor legado psicosocial de V de Vendetta es la máscara de Guy Fawkes. La película la resignificó por completo. Guy Fawkes (1605), es un traidor fallido, conspirador católico, cuya máscara se convirtió en icono de la resistencia, anonimato, y lucha contra la corrupción.
Al uniformar a la multitud, desdibuja las diferencias individuales, proyectando la imagen de una fuerza colectiva y homogénea contra el sistema.
La popularización de esta máscara por parte del colectivo hacktivista “Anonymous” y en movimientos como Occupy Wall Street o protestas alrededor del mundo es la prueba más palpable de su influencia.

La película toca temas de gran resonancia psicosocial, obligando al espectador a cuestionar el poder en su propio contexto.
La trama muestra como un régimen totalitario se consolida sembrando el terror a través de una pandemia, censurando los medios y promoviendo la vigilancia. Esto incita a la audiencia a analizar cómo los gobiernos modernos utilizan la retórica del miedo y la seguridad nacional para limitar las libertades civiles.
La historia de la actriz encarcelada, Valery, es el centro emocional de la película. Su carta, que habla de cómo el amor y la verdad no pueden ser arrebatados, sirve como un poderoso recordatorio de la resiliencia del espíritu humano es la importancia de la identidad y la dignidad personal frente a la opresión.
La película abre un debate moral complejo. ¿Se justifica la violencia para derrocar a un sistema más violento y opresor? Este dilema obliga a la audiencia a confrontar sus propias posturas sobre la desobediencia civil y la revolución, y a entender que la verdadera victoria de V es lograr que el pueblo elija la libertad.
V de Vendetta no sólo entretuvo, proporcionó un lenguaje visual y un marco conceptual para la disidencia en el siglo XXI. La película demostró que la cultura popular tiene el poder de transformar símbolos y galvanizar movimientos sociales.

